El cambio necesario

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En un mundo y en un país cargado de noticias negativas y preocupantes, es difícil encontrar temas de fondo que inviten a reflexionar sobre lo que nos pasa. Una sociedad que no oye ni ve sino asesinatos, secuestros, hambre, desigualdades, invitación de los dirigentes públicos al odio y a la venganza, es una sociedad triste y pesimista. El ambiente que se vive nos convida a escribir sobre esos asuntos y caemos en la tentación de hacerlo sin explorar mucho otros temas que puedan contribuir, por lo menos a pensar en soluciones para tantos males como los que hoy vivimos.

Es necesario promover programas como el foro recientemente llevado a cabo por la revista Cambio y titulado: “Educación y Tecnología: ¿Motores de Transformación Social en Colombia?”, donde se empieza por analizar las brechas sociales y económicas que persisten en Colombia, planteando algunos expositores, la importancia que para solucionar tal problema tienen las tecnologías.

En el segundo segmento del foro “El Poder de la Tecnología en la Democratización del Conocimiento”, hubo acuerdo total sobre el hecho de que las tecnologías por sí solas no funcionan, por lo que se precisa la conectividad; y acá, obviamente vino la discusión sobre la inmensa brecha entre educación urbana y rural, y por supuesto, las diferencias entre la educación pública y privada, factores de discriminación. El doctor Horacio Álvarez Marinelli, economista en educación del Banco Mundial, sostuvo que “sin aprendizajes fundamentales no se podrán reducir las brechas” y observó que en Colombia estábamos muy mal en dicho aspecto por lo cual era “inútil pensar en tecnologías de alto nivel, y menos en Inteligencia Artificial, si los niños no tienen ni con qué escribir”.

Ahora hago yo un paréntesis para sugerir la lectura de la columna del doctor Moisés Wasserman, en el diario El Tiempo el viernes pasado, titulada “¿Es una utopía la formación ciudadana?”, en donde se refiere también a la necesidad de volver a la educación de antaño cuando nos enseñaban cívica, urbanidad y moral; cuando se tenían muy claros los deberes humanos y no sólo los derechos humanos y en donde la educación primordial era la educación inicial, formar a un ciudadano en principios y valores desde la más temprana edad podría ser el mejor antídoto contra la violencia que nos agobia.

Y continuando con el foro, en el tercer segmento, con la participación de rectores de varias universidades se enfatizó en el papel de esas instituciones en la transformación social del país, subrayando que la transformación tecnológica no se podía desligar de la formación humana. Así mismo se recordó que para lograr éxito en cualquier proceso educativo era preciso primero formar y capacitar a los maestros.

¿Podríamos concluir que el cambio que el país requiere es un cambio cultural, en la formación del individuo, desde su educación inicial, teniendo claro que dicha educación debe ser de igual calidad para lo público y lo privado, para lo urbano y lo rural y que sólo así se cerrarán las brechas y tendremos paz?

Cecilia Reyes de León