Fracking: una conversación necesaria

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En 2019, en una columna de mi autoría, señalaba que para gobernar un país de manera efectiva, es esencial tomar decisiones que promuevan el desarrollo y la prosperidad, y que esto solo es posible con el apoyo de los empresarios, quienes son los responsables de invertir, generar riqueza y empleos. Sin embargo, observaba que muchos candidatos actuaban como oportunistas, adoptando posturas que variaban según lo que querían escuchar los votantes, incluso si esto significaba contradecir sus posiciones anteriores. Esto fue evidente en el caso del fracking y la minería, sectores clave para la economía del país, que fueron rechazados por muchos políticos. Hábilmente la izquierda había logrado impactar con su narrativa, bajo la bandera de la defensa del medio ambiente, que se oponía a las actividades extractivas basándose más en emociones que en evidencia científica. Ese mismo año, la Fundación Participar organizó un foro técnico sobre minería en la provincia de Soto Norte, buscando que el debate se centrara en datos y hechos, en lugar de en ideologías.

En este contexto, resulta positivo que ProSantander haya escogido como tema de su asamblea anual la transición energética y, específicamente, el fracking. Se planteó reabrir el debate sobre esta práctica en medio de la grave crisis fiscal que afecta la nación, con un déficit del 6.8% (el más alto en 120 años, fuera de la pandemia), y la pérdida de autosuficiencia energética del país debido a las políticas equivocadas del gobierno actual.

Las decisiones del gobierno, como la suspensión de nuevas licencias de exploración, la paralización de pilotos de fracking, el aumento de impuestos al sector de hidrocarburos y la creciente inseguridad, han reducido drásticamente la inversión en este sector, lo que ha tenido consecuencias directas en las finanzas públicas y en las regiones productoras. Las regalías han disminuido, y ya se sienten los aumentos en las facturas de gas en los hogares. Santander, en particular, ha sido severamente afectado por recortes y aplazamientos de inversiones en proyectos de infraestructura, lo que impacta negativamente en su competitividad.

El presidente de ProSantander, Rafael Marín, planteó una pregunta crucial: ¿cómo conseguir los ingresos necesarios para avanzar como sociedad? La respuesta es clara: sin inversión, no hay bienestar y Santander tiene una gran oportunidad, ya que en su territorio se encuentran los dos pilotos de fracking suspendidos por el gobierno, además de la refinería de Barranca. Las nuevas tecnologías, probadas en más de 2 millones de pozos en el mundo, hoy permiten reducir emisiones y proteger las fuentes hídricas. Existe evidencia suficiente para retomar los pilotos de fracking. Es fundamental abrir el espacio para un debate informado, basado en la ciencia y el respeto, que guíe la toma de decisiones.

Martha Pinto De Hart Pinto De Hart